Por Jennifer McMillen Smith, MSSA, LISW-S, División de Enfermedades Infecciosas, y revisado medicamente por Ann Avery, médica de enfermedades infecciosas de Metrohealth Medical Center.
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Las personas que viven con VIH permanecen unidas y se ayudan mutuamente. Enfrentarnos a los que nos odian es una de las mejores formas de hacerlo.
¿Por qué molestarse con los haters? ¿No deberías ignorarlos e irte?
Si alguien se te acerca demasiado, claro. La seguridad ante todo, probablemente no valga la pena enfrentarse a esa persona. Eso solo le da atención que no merece. Te sugerimos que mantengas la cabeza alta y sigas adelante.
Pero a algunos haters nunca los conocerás en la vida real. Estos haters tienen dinero y poder y no titubean cuando emprenden acciones o toman decisiones que te hacen más difícil la vida con el VIH. No siempre saben o les importa que sus decisiones dificultan que recibas la atención que necesitas, que tengas relaciones sexuales consentidas o que vivas sin estigmas.
Por eso muchas personas que viven con VIH se convierten en defensores del VIH. Ser defensor significa que puedes ayudar a liderar la lucha para proteger los derechos de todos, hacer frente al odio y al estigma y detener la propagación del VIH. He aquí algunas formas de convertirte en defensor:
Comprométete
Antes que nada, es importante que te decidas a pasar a la acción. Está bien que te tomes un tiempo para pensar en las consecuencias de alzar la voz y averiguar con qué te sientes cómodo. Y no pasa nada si decides no participar en el activismo.
Los haters pueden decir cosas desagradables y eso escocerá al principio. Algunas personas pueden incluso suponer que vives con VIH simplemente porque eres activista. Está bien, no es asunto suyo, pero, aun así, puede valer la pena considerar cómo pueden responder tus amigos y familiares.
Sin embargo, si quieres comprometerte con esto, debes saber que no estás solo. Eres capaz de marcar una verdadera diferencia en tu vida y en la de los demás. ¿Cómo dice esa canción? Haters gonna hate, hate, hate, hate. So, I’m just gonna shake, shake, shake, shake, shake, shake it off.
Si necesitas más motivación, recuerda el viejo dicho: Lo único que necesita el mal para prosperar es que la gente buena no haga nada.
Encuentra algunos aliados
Todas las personas famosas que «cambiaron el mundo» recibieron mucha ayuda. Te animamos a que seas como ellos y no intentes hacerlo todo tú solo.
Puedes empezar por encontrar a dos o tres amigos o familiares que se unan a ti en tu lucha contra el odio. Luego pasa a tu grupo de apoyo para el VIH.
No todo el mundo quiere involucrarse, pero no vale la pena echárselo en cara. Todos tienen que trabajar dentro de su nivel de comodidad, incluyéndote a ti.
Planifica una actividad de concientización
Durante todo el año se celebran actos de concientización sobre el VIH. Quizá puedas unirte al próximo del que oigas hablar. Es divertido reunirse con tus aliados para cenar y tomar unas copas y decidir lo que quieren hacer. La estrategia (tu plan general) y la táctica (las cosas que haces para que el plan se lleve a cabo) son cosas importantes en las que pensar.
Tu acto no tiene por qué ser complicado o elaborado. Puede ser tan sencillo como tuits o publicaciones en Instagram. Si hay una marcha, puedes incluso reunir a un grupo y unirte a ella.
Únete a un grupo de defensa del VIH
Los grupos de defensa del VIH necesitan toda la ayuda que puedan conseguir: tiempo, dinero, talento, lo aceptarán. Son una gran oportunidad de involucrarte en la que realmente puedes hacer una gran contribución. He aquí algunos grupos excelentes a los que puedes unirte:
- AIDS United: Una de las principales organizaciones de defensa general del VIH.
- Lambda Legal: Especializada en cuestiones jurídicas para las personas LGBT y las que viven con VIH.
- Advocates for Youth: Ayuda a los jóvenes a movilizarse por causas relacionadas con el VIH.
(Para más información sobre cómo convertirte en defensor del VIH, consulta este magnífico artículo en Poz.com)
Enfrentarse al odio: es lo correcto
Lo correcto es a menudo lo más difícil de hacer. Pero hacer lo difícil te hace sentir y marca la mayor diferencia. Y eso es lo que impulsa a la gente a mejorar el mundo.
Al fin y al cabo, todas las grandes cosas que han sucedido empezaron con unas pocas personas que se decidieron a hacerlas.