Cómo lidiar con la ansiedad cuando vives con VIH

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Por Jennifer McMillen Smith, MSSA, LISW-S, División de Enfermedades Infecciosas, y revisado medicamente por Ann Avery, médica de enfermedades infecciosas de Metrohealth Medical Center.

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Para afrontar el VIH y la ansiedad, debes empezar por comprender qué te produce ansiedad. Puede ser:

  • Miedo a lo desconocido
  • Falta de control
  • Vergüenza por haberte infectado

Son reacciones naturales y habituales: te han diagnosticado una enfermedad que puede dar miedo. Los últimos medicamentos contra el VIH han eliminado la mayor parte de la necesidad de tener miedo, pero la mayoría de la gente no lo sabe.

Así que sí, el VIH asusta a la gente. Incluso las personas seronegativas pueden tener ansiedad por el VIH. Todo lo que tienen que hacer es implicarse en un comportamiento de riesgo y empezar a preocuparse por haber estado expuestos. A partir de ahí, el miedo se les mete en la cabeza y empiezan a dar vueltas a las cosas... y se están preocupando mucho.

Si la ansiedad puede afectar a las personas seronegativas, es seguro que también puede afectar a las seropositivas.

Recorrer estas tres causas de la ansiedad ante el VIH es una forma de empezar a afrontarla:

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1. Miedo a lo desconocido

El VIH es un gran aguafiestas. Eres joven, fuerte y sigues adelante con tu vida, y entonces pum: el VIH es un puñetazo en el estómago. A veces, damos por sentada nuestra salud y, cuando surge un problema, nos deja conmocionados y asustados.

La palabra clave aquí es «desconocido». El VIH aún no es curable, pero sabemos mucho sobre lo que hace falta para combatirlo. Poderosos medicamentos pueden mantenerte sano e intransmisible. Hablando con tu médico, puedes averiguar rápidamente todo lo que necesitas saber.

Aprender todo lo que puedas lo antes posible es el primer paso para afrontar la ansiedad ante el VIH. Cuando descubres por primera vez que eres seropositivo, las incógnitas pueden parecer grandes y aterradoras. Pero el conocimiento es poder.

No puedes predecir cómo reaccionará la gente cuando sepa que eres seropositivo. No siempre va bien. Pero no es culpa tuya si otras personas no pueden asumirlo. Eso es culpa suya.

2. Falta de control

Sentir que no puedes controlar tu vida es otra ansiedad frecuente.

Pero pronto aprenderás que tú tienes el control, no el VIH. Tienes que tomar tus medicamentos, darle una patada en el culo al VIH y seguir adelante con tu vida con poder y control.

Tomar los medicamentos todos los días parece mucho trabajo al principio, pero es un paso importante para tomar las riendas de tu propio cuerpo y mantenerte sano. El mero hecho de tomar las pastillas te da poder y te recuerda quién manda en tu cuerpo. Cariño, ¡eres tú!

Es como la diferencia entre ser un pasajero y estar en el asiento del conductor.

Seguir tomando tus medicinas significa manejar el auto que es tu vida.

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3. Vergüenza por infectarte

Aquí es donde tú eres tu peor enemigo. Todos somos víctimas de esos molestos escenarios de «si tan solo…» y los remordimientos nos acosan día y noche.

No puedes cambiar el pasado, pero puedes aprender de él. Es mejor emplear tu energía en averiguar cómo vivir el presente y prepararte para prosperar en el futuro.

La forma de superar la vergüenza es asumir lo que te ocurrió y decidirte a perdonarte y seguir adelante. Si preguntas a otras personas que viven con el VIH cómo lo han afrontado, tendrán un montón de buenos consejos e historias que compartir. No estás solo en esto. Todo lo que te ocurre le ha ocurrido a otra persona: deja que sea tu copiloto y te ayude a dirigirte en la buena dirección.

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Qué hacer con la ansiedad ante el VIH

Si no puedes dejar de preocuparte por el VIH (estás despierto toda la noche y con los ojos desorbitados todo el día), necesitas ayuda de inmediato. Habla con tu asistente social del VIH, tu médico, un consejero profesional o un mentor/amigo de confianza.

Es posible que tu médico pueda darte ansiolíticos, pero también es posible que puedas resolver la ansiedad por ti mismo. Hablar con un grupo de apoyo, aprender a meditar, hacer ejercicio y muchas otras actividades pueden ayudarte a controlar la ansiedad.

Es propio de la naturaleza humana estar ansioso cuando se tiene una enfermedad que no se comprende. Nos gustaría que el estigma del VIH desapareciera, y estamos trabajando en ello, pero de momento sigue ahí.

Hagas lo que hagas, debes saber que no tienes que estar solo. Reunirte con personas que puedan escuchar tu historia es una de las mejores formas de eliminar tus preocupaciones.


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